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2 de febrero de 2014

MANGO nos podría mangar nuestro sueño, El Palacio de la Música.

El mes de enero terminó con esta para nosotros terrible noticia, Mango la cadena de ropa catalana lanza al ayuntamiento la proposición de transformar el antiguo cinematógrafo en su tienda insignia, y este lo aprueba.  http://www.cadenaser.com/local/articulo/ayuntamiento-pone-reparos-tienda-mango-palacio-musica/csrcsrpor/20140131csrcsrloc_3/Tes


Por más que lo hemos intentado la cosa cada día se complica más, y es que desde Bankia dejase paralizada la obra de transformación del antiguo cine en la segunda sala de conciertos de la capital, hemos temido por su supervivencia.

Por otra parte la firma comercial garantizaría y preservaría la imagen del inmueble, catalogado a nivel 1, por lo que no podrían realizarse modificaciones ni en su fachada ni en sus interiores, instalando en el no solo una makro-tienda sino una sala de exposiciones y eventos.  

La gran obra que Bankia había acordado estaba prácticamente terminada, sus fachadas lucen en la actualidad tal y como nacieron allá por 1926 y su interior ha sido reforzado, remozado y adecuado a las nuevas tecnología salvando e incluso restaurando tal y como eran originalmente gran parte de sus detalles originales. Además se construyó en su azotea el sueño inconcluso de su arquitecto, una nueva sala cubierta de metal y cristal para la cual se crearon nuevos accesos.

La resolución del Ayuntamiento llega dos días después de que Madrid, Ciudadanía y Patrimonio solicitara una vez más a la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid que el Palacio de la Música sea declarado Bien de Interés Cultural.



Os recomiendo que visitéis los siguientes enlaces, cuanto más ruidos hagamos, más alto se nos oirá.




La lucha esta servida, en este Madrid ya no hay sitio para la cultura.

A continuación y a pesar que este artículo ya se había publicado en el blog y en mi libro “Cines de Madrid” vuelvo a colgarlo para que os deleitéis con lo que tenemos y nos quieren quitar.

EL CINE S.A.G.E. , OLIMPIA O PALACIO DE LA MÚSICA.

Terminadas prácticamente las obras de urbanización del segundo tramo de la Gran Vía, se solicitó el 30 de Mayo de 1924 el permiso para la ejecución de un edificio en un solar de 1.146 m²  en la avenida de Pi y Margall nº 13 con vuelta a la calle  de la  Abada 14. El edificio de grandes proporciones fue encargado al arquitecto de renombre D. Secundino Zuazo Ugalde quien diseñaría un verdadero palacio del entretenimiento para la Sociedad Anónima General de Espectáculos, al cual se le denominó Sala Olímpia. Bajo este seudónimo se presentaron los primeros proyectos que fueron desestimados por algunos detalles técnicos que se centraban principalmente en el tamaño de las salidas de emergencia y eliminación de peldaños en abanico en algunos tramos de escalera. Finalmente se dio el visto bueno al proyecto y comenzó la construcción de este. Se barajaron varios proyectos para sus fachadas aunque todos eran relativamente muy semejantes. El solar de intrincada forma y con tres fachadas vistas, fue vaciado y cimentado a la suficiente profundidad como para crear bajo la sala de proyección, un teatro-club de espectáculos de dos alturas.
  


Boceto para la fachada principal del edificio.

La cimentación se realizó con hormigón armado al igual que la estructura de forjados, algunos puntos fueron reforzados con vigas de hierro que en casos llegaban a dejar huecos de luz de hasta 25 metros. La cubierta se realizó con gigantescas vigas de hierro que apoyaban sobre cuatro pilares maestros que sustentaban toda la estructura, sobre la cual se proyectó un cinematógrafo al aire libre que se ejecutaría con posterioridad.  Para su fachada principal se utilizó definitivamente un estilo barroco al que se le dio cierto aire moderno, tal vez un tanto ecléctico al mezclar diferentes materiales y acabados. Su fachada principal acogía dos grandes huecos de entrada al cinematógrafo junto a los cuales se habían formado 4 nichos rematados con arcos de medio punto, siendo toda esta cara de la planta baja realizada con mármol. Sobre ésta se levantaban en dos alturas más, tres paños de ladrillo en los que resaltan principalmente los huecos con vidrieras rematados con motivos mitológicos. Culminando la fachada, un corredor a modo de porche rematado por columnas jónicas y una magnífica balaustrada de mármol, tanto en esta planta como en el ático.
  


Alzado definitivo para la fachada a la Avenida de Pi y Margall.

El resto de fachadas a las calles laterales se realizaron de una forma mucho más sencilla sin derroches decorativos, compuestas principalmente de altos muros de ladrillo de los que tan solo resaltaban molduras de piedra artificial en puertas y ventanas. El proyecto varió según se construía eliminando algunos detalles y añadiendo otros, entre ellos el nombre de la sala que nacería como Palacio de la Música o sala S.A.G.E. iniciales del la Sociedad Anónima General de Espectáculos.


Fachada lateral continuada a la calle de la Abada.

En la fachada lateral se construirían cuatro salidas directas del patio de butacas y dos más de desalojo de las plantas superiores y sótanos.
  


Detalles de acabados de estructura y forja de la puerta derecha de la fachada principal del local.

 

Detalle de uno de los tres paños de ladrillo y ventanas que decorarían la fachada principal a la Avenida de Pi y Margall.

Como hemos citado anteriormente el ingreso a la sala se realizaba desde dos puertas instaladas en la fachada principal y una más en la lateral de la Abada, dando  paso a un gigantesco vestíbulo dónde se había construido una escalera de desalojo general de las plantas superiores y el sótano.



Sección del Palacio de la Música, obsérvese en la imagen las dos plantas inferiores destinadas a Sala de fiestas, las cuatro siguientes ocupadas por el cinematógrafo y el ático en donde se pensaba instalar un cine al aire libre.

Durante su construcción sucedieron algunos imprevistos, del que destacamos el ocurrido en la madrugada del día 4 de Diciembre de 1925, cuando las obras ya estaban muy avanzadas y quedaban pocas semanas para su apertura. En mitad de la noche, el forjado de la última planta que cubría la sala se desplomó súbitamente llevándose por delante todo lo que encontró a su paso, y arrancando parte del muro medianero con una antigua casa vecina. Esto provocó la muerte de un vecino y cuantiosos daños materiales, ya que el inmueble estaba prácticamente terminado, ante lo cual el Sr. Zuazo se vio en la obligación de modificar por completo el proyecto y reforzar la sujeción del forjado eliminando de una vez la idea de instalar en su terraza una sala de verano.


Muchas fueron las publicaciones que se hicieron eco del siniestro, algunas de ellas añadían que aún no se habían realizado las pruebas de sobrecarga en la terraza, con lo cual no estaba todavía probada la eficiencia del proyecto.


Una imagen del siniestro.
             

Portada del periódico ABC un día después del suceso. Obsérvese los cuantiosos daños materiales que hundieron hasta el forjado del patio de butacas llenando de escombros la sala de fiestas.



Estado en el que quedó la vivienda vecina donde falleció su propietario.

Debido al incidente las obras se paralizaron y se presentó un segundo proyecto en 1926, con el que se reanudó la construcción y se reforzaron las partes ya existentes, lo cual demoró la apertura hasta 1928.


  
Nueva sección del Palacio de la Música en 1926. Las zonas marcadas en rojo fueron las modificadas entre las que cabía destacar la construcción de una bóveda sobre la sala con lo que se desestima definitivamente la construcción de una terraza.




Fachada principal del cine S.A.G.E. o Palacio de la Música, obsérvese las tres puertas de entrada al edificio.

El vestíbulo estaba ricamente decorado y era la antesala del edificio en la que se demostraba la suntuosidad del local. Suelos de mármol, zócalos del mismo material, paredes y techos decorados con ricos abultados de escayola pintados en tonos dorados y mil detalles más de buen gusto a la altura de su nombre. En el centro del vestíbulo se encontraba la puerta principal a la sala flanqueada por dos medias columnas.



Una esplendida imagen del vestíbulo de entrada al cine. Obsérvese en su fondo las taquillas.



La puerta principal instalada en el vestíbulo.


Proyecto inicial de planta baja para el cine Palacio de la Música. Sobre este se realizaron algunas modificaciones aunque la idea principal siempre fue la misma.



 Proyecto definitivo del Palacio de la Música, obsérvese las mínimas diferencias con el anterior.

Tras la puerta principal un magnífico y gigantesco vestíbulo daba acceso a los diferentes servicios de la sala. El local estaba exquisitamente decorado y no se escatimó en detalles. Suelos de mármol, escaleras del mismo material, techos con ricas lámparas, pilastras y columnas de materiales nobles. A derecha e izquierda dos escaleras de acceso directo y único al entresuelo, detalle que hacía presagiar que las localidades más altas por lo tanto las más baratas del principal, tenían acceso desde la calle lateral o a través de la escalera principal de desalojo situada en el vestíbulo. También había en el frente de este gran salón de descanso tres puertas de ingreso al patio de butacas y una salida directa de emergencia a la calle lateral.
El patio de butacas era muy ancho y se iba estrechando hacia la embocadura de su escenario. Este se había rematado con un arco de medio punto en el que se habían realizado esmerados trabajos de artesonado y escayola que tuvieron que ser reconstruidos tras el siniestro. A ambos lados del hueco del escenario se instalaron los tubos de un órgano,  elemento decorativo sin precedentes y que se utilizaría para los conciertos que en el local se esperaban representar.

 


La embocadura del escenario del Palacio de la música, a ambos lados los tubos del órgano.

El resto de la sala estaba decorada de igual modo que los vestíbulos, paredes enteladas y con recargados trabajos de madera y escayola, pinturas en tonos dorados y pastel de los que cabía destacar los parapetos de las plantas de entresuelo y principal.



Imagen de los pisos de entresuelo y principal tomada desde uno de los palcos laterales.

Delante del escenario se construyó el foso para la orquesta a pesar de que el espacio escénico era muy pequeño y en él no se podrían representar obras teatrales; pero recordemos que en esta época el cine aún no era sonoro por lo cual necesitaría de un acompañamiento instrumental. El pequeño pero muy importante escenario, tenía superficie de medio círculo y estaba abovedado, realizándose en su culminación un importante trabajo de artesonado, en su fondo tres huecos flanqueados por dos columnas de mármol estilo jónico al igual que las de su fachada. Este se cubría con un telón de terciopelo, suponiendo también que contaba con una pantalla de cine que se recogía en la parte superior.
Los accesos a las localidades de entresuelo de realizaban como hemos mencionado anteriormente, desde el vestíbulo principal por dos tiros de escaleras, existiendo  también la posibilidad de subir en un elevador situado junto a la salida de la calle de la Abada. Para el desalojo de la planta de entresuelo se utilizaba la escalinata principal que conducía al vestíbulo de la calle y la lateral que servía a su vez de acceso a los pisos más altos.


El escenario del local preparado para una actuación musical.

Como citábamos anteriormente subiendo por las escaleras laterales se llegaba directamente hasta el entresuelo por dos huecos, uno a cada lado de este. Desde aquí se accedía a las localidades y a los palcos. Se habían distribuido por toda la planta lámparas de iluminación indirecta en sus techos y paredes. El suelo era de tarima de madera y ascendentemente iba distribuyendo las butacas.   Junto al grupo de palcos del lado derecho se encontraba una salida a una sala de descanso lateral, con acceso a los retretes y salida de emergencia a la calle de la Abada. Dos largos pasillos subían hasta la parte más alta de las localidades donde separados por la artística cabina de proyección, había dos puertas de entrada al café-bar. En el techo del entresuelo y a su vez forjado del piso principal, se habían realizado preciosos artesonados que se iluminaban de una forma indirecta por medio de lámparas ocultas, como en este caso dentro de un jarrón que a su vez servía de elemento artístico. La planta de entresuelo se extendía en forma de semiherradura dejando a ambos lados de este los palcos, en concreto cuatro por lado. Se había separado del resto de las localidades mediante ricas telas y esmerados trabajos de ebanistería y en ellos se habían instalado sillas movibles para poder adecuar su posición respecto a la escena. Todas las butacas del local estaban realizadas con armadura de madera y caras telas aterciopeladas a rayas.

 
Detalle del artesonado en el techo de entrada a la planta de entresuelo. El jarrón situado en el centro de la imagen, además de servir de objeto decorativo, era una lámpara indirecta que iluminaba el majestuoso trabajo de carpintería.

  
Proyecto inicial ligeramente modificado para la planta de entresuelo del Palacio de la Música.



Detalle de los palcos de la planta de entresuelo. Destacar el esmerado trabajo que se realizó en los parapetos, techos y paredes del local.

En la parte más alta del entresuelo y como ya hemos mencionado anteriormente había dos puertas de entrada al salón de descanso y ambigú del café. Era una sala alargada con el techo abovedado y decorado con frescos de colores, la sala estaba iluminada por luz cenital que entraba a raudales por los amplios ventanales a la avenida principal.



Un detalle de uno de los descansos del madrileño Palacio de la Música.


 Plano original no definitivo para la segunda planta de entresuelo o principal del Palacio de la Música

Como hemos indicado  el acceso a las localidades del segundo entresuelo o principal se podía realizar de tres formas diferentes: la primera desde la escalera principal instalada en el vestíbulo junto a las puertas de entrada, que daba servicio a todas las plantas y servía principalmente de desalojo; la segunda desde la escalera lateral a la calle de la Abada, que también comunicaba con todas las plantas; y la tercera a través del elevador instalado en el vestíbulo de descanso principal. Las butacas del principal también se habían colocado sobre tarima de madera, pero este tenía mucha más pendiente que el anterior, facilitando la visión desde cualquiera de sus localidades.
  


Una imagen tomada desde lo más alto del segundo anfiteatro, como se puede observar no había impedimento alguno en la visión del escenario.

En los laterales al igual que en la planta inferior se habían instalado los palcos, estos con menor suntuosidad pero al igual con una privilegiada visión del escenario. En lo más alto de los largos pasillos que recorrían las localidades del principal, se encontraban dos puertas de salida a la terraza cubierta con vistas a la Avenida de Pi y Margall. En un lateral de esta terraza se encontraba la escalera principal de desalojo.
El techo de la sala se había rematado con una decoración espectacular, al igual que el resto del local donde predominaban elementos del  barroco y renacimiento español. Se había realizado una magnífica bóveda de escayola desde donde se proporcionaba de una forma indirecta, una perfecta iluminación de toda la sala.
  


Imagen de la bóveda construida en el centro del techo de la sala que se iluminaba de una forma progresiva e indirecta para no dañar la vista de los espectadores.

El local tenía una capacidad total de 2.000 espectadores siendo uno de los más grandes de Europa. A pesar de todos los problemas que surgieron en su construcción abrió definitivamente el día 14 de Noviembre de 1928 con el film “La Venus Americana”, proyección que se vio acompañada por una orquesta dirigida por el maestro Bautista. El día anterior se dio un concierto inaugural dirigido por el profesor Lasalle con 100 profesores.

Sus dos plantas de sótano estaban ocupadas como dijimos al principio de este capítulo por una sala de fiestas de suntuosa decoración que se vio en parte destruida por el incidente de 1.925. Inaugurado a la vez que el cinematógrafo, comienza su andadura la magnífica sala de fiestas Teatro-Club. Esta tenía dos pisos de altura y poseía una espectacular pista de baile en forma circular rodeada de columnas de mármol  que tenía doble altura, recorrida en su parte superior por una excepcional balaustrada de la primera planta de sótano. Se accedía hasta el local a través de la escalera instalada en el vestíbulo principal o desde la de servicio en la calle de la Abada. Contaba con todos los adelantos del momento y en ella se celebraban cada fin de semana largas jornadas de baile al son de varias orquestas, alternándose con temporadas de representaciones teatrales.

     
Diseño original de plantas de segundo y primer sótano destinadas a la sala de fiestas.

La sala de fiestas adecuaba además su espacio a los más variopintos usos, entre ellos exposiciones como la celebrada durante varios años a partir de 1945 conocida como “Hogar y Confort”, en ella podíamos encontrar los últimos adelantos para la vida cotidiana como cocinas eléctricas, aspiradores y demás aparatos eléctricos. En el año 1950 se celebró en el recinto la Exposición de Muestrario Industrial algo parecido a lo anterior, esta vez más centrado en los negocios de hostelería.
En 1954  encontramos una curiosa noticia en la que nos cuenta como la sala se convierte en un  improvisado “ring” para peleas de gallos, suponemos que acompañadas de sus hoy prohibidas apuestas. Durante todo este tiempo el local siguió funcionando como sala de fiestas cambiando de nombre en diversas ocasiones. De Teatro Club, nombre con el que nació pasó a llamarse Itálica, durante  el periodo comprendido entre 1940 a 1960, con posterioridad se le conoció como  Club Representaciones, hasta que en 1964 vuelve a retomar el nombre original de Teatro Club, con el que aparece en los periódicos hasta 1970. Después se le pierde la pista, quizás funcionase como discoteca pero terminó desapareciendo.

Por otra parte el cine seguía funcionando con normalidad introduciendo algunos adelantos como el sonoro, con la película “La Canción de Paris” el 3 de Octubre de 1929.

  

Fachada del cine en los primeros años 30.

El cine SAGE ya convertido en el Palacio de la Música cosechó grandes éxitos hasta la tarde del martes 22 de noviembre de 1932, en la que se proyectaba el film “Las calles de Nueva York”, sesión en la que se desencadenó un violento incendio en su escenario en el momento en el que la sala se encontraba llena. La evacuación se realizó rápida y ordenadamente, incluso se afirmaba que los hombres cedían el paso a las mujeres y gracias a los excelentes sistemas de evacuación con los que contaba el local, no se produjeron  daños personales, pero sí materiales, destruyéndose por completo la embocadura del escenario, el podium  para orquesta y el famoso órgano.  La embocadura del escenario se modificó sustancialmente y el órgano fue sustituido por molduras decorativas de escayola que a su vez servían de iluminación indirecta para la sala.


 El ya reconstruido escenario del Palacio de la Música en 1933.

El local reabrió el 18 de Febrero de 1933, funcionando desde la fecha con normalidad, incorporándose cada cierto tiempo mejoras en iluminación, proyección y sonido, como la realizada en 1954 en la que se incorporó una nueva forma de proyección conocida como Vistavisión lo que sería un anticipo al Cinesmacope. También añadir que en esta sala se proyectó el día 6 de Octubre de 1941 la primera película largometraje de dibujos animados titulada “Blancanieves y los siete enanitos”  de Walt Disney  permaneciendo en cartel tres meses.
  


Momento en el que unos operarios modifican las letras luminosas de neón en la fachada del cine.

Por otro lado su fachada no sufrió ninguna modificación, salvo que progresivamente las carteleras iban siendo más grandes e iban escondiendo parte de su monumental fachada.






  El Palacio de la Música allá por los años 40.

En Enero de 1942 se estrenó en este local la película “Raza” una superproducción española que sintetizaba el ideario del buen español desde la perspectiva del régimen dictatorial de Francisco Franco en los primeros años de la posguerra, a través de la historia de tres hermanos y sus vicisitudes durante la guerra civil. Dirigida por José Luis Sáenz de Heredia y con guión técnico del mismo director a partir de un argumento de Jaime de Andrade, seudónimo bajo el que se ocultaba el general Francisco Franco.

Pasó por manos de diferentes propietarios comenzando por la empresa SAGE bajo gerencia de Juan Muñoz entre los años 1924 a 1929, con posteridad ya en 1943 pasó a manos de Filmófono. En 1960 sería Rafael Mateo Tari su gerente, hasta que pasó a la familia Bautista Soler Crespo con el que llegaría hasta su fin.
La sala como decimos fue reformándose con el transcurso de los años, en 1960 sufre otra importante reforma a cargo de D. Secundino Zuazo Ugalde arquitecto original del edificio y Javier de Zuazo Bengoa en la que se ensancha la embocadura de la pantalla incorporándose las proyecciones en cinemascope. Posiblemente al llevarse a cabo la reforma por el propio arquitecto evita que se destruya la idea original conservándose prácticamente en su totalidad tras la reforma, salvo la embocadura de la pantalla que como decimos fue completamente remozada.





Interior del Palacio de la Música allá por años 70.

  



Varias imágenes de la fachada en los años 70 y 80.

En 1984 se realizó el vaciado total de la sala de fiestas de sus sótanos cerrada ya hacía años y se construyeron dos nuevas salas con aforos diferentes, destruyendo completamente el teatro instalado en sus sótanos. Para dejar completamente diáfano el espacio se sustituyeron las antiguas columnas de mármol por vigas de hierro que sujetarían la cúpula de la antigua pista de baile, se subdividió y finalmente abrió sus puertas sin haber alterado para nada la fisonomía de la antigua sala con aforos en la sala 1 o principal de 1.750 butacas, en la sala 2 de 668 y en la sala 3 241 localidades, proyectando las películas “Feroz”, “Piezas asesinas” y “Playboy en paro”.
Señalar que en su fachada tan solo se modificó la planta baja construyéndose nuevos huecos de entrada y modificándose los existentes creando accesos y salidas de emergencia para las salas inferiores. También se creó un espacio para local comercial aprovechando parte del área del vestíbulo principal.





Fachada de los Cines Palacio de la Música  ya en el siglo XXI.

Parece que a pesar de la reconversión  en varias salas  del ya  anciano Palacio de la  Música,  el negocio  no prosperó y fue cayendo vertiginosamente hasta estrellarse definitivamente el día 22 de Junio de 2008 con las películas  en cartel  “Antes  de que  el diablo sepa  que  has muerto”  sala 1,  “88 minutos”  sala 2  y  “Black Jack”en la 3, a las  que acudieron los últimos 125 melancólicos  espectadores. Era un final que se presagiaba ya hacía tiempo pero que ninguno supimos detener.







Varios aspectos del interior del local tal y como cerró en 2008.


Trascurridos algunos años y tras firmar el acuerdo con Bankia el edificio se comenzó a desmantelar para dar paso a las importantes obras de reforma.

El espacio que había ocupado la sala de fiestas y que con posterioridad se dividió en dos salas de proyecciones completamente diáfano. En el techo quedan rastros de la antigua y original fisonomía de la sala de fiestas.





Tres aspectos del interior de la sala sin sus butacas ni la pantalla. Sus paredes tristes y oscuras esperaban un prospero final que se ha visto truncado.



La terraza o azotea del edificio una vez se desmontó la cubierta preparándose para la instalacion de la nueva sala.

El resto de los detalles de consolidación del inmueble, asi como cientos de imagenes de los trabajos de reforma se pueden encontar en la siguiente página:

Agradecimiento muy especial a Fran Hernandez y a su iniciativa "Salvaguardar el uso exclusivamente cultural del Palacio de la Música" y a la "Asociación Madrid Ciudadania y Patrimonio".

Fuentes: 

- Wikipedia.
- Madrid y el Cine. Pascual Cebollada y Mary G. Santa Eulalia. 2000. Comunidad de Madrid.
- Archivo Villa de Madrid. 16-112-1  y  41-286-23.
- Arquitectura Española 1928 nº 24 “El Palacio de la Música”
- Urbanity.
- Arquitectura teatral en Madrid. Ángel Luis Fernández Muñoz. 1988. Editorial El Avapies.
- Madrid. Espasa Calpe. Tomo IV. Puerta del Sol - Villa de Vallecas.
- Oronoz. Archivo fotográfico.
- Arquitectura de Madrid. Casco histórico. COAM